Sunday, January 07, 2007

micaelaalvarez

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La descolonización del pensamiento a través del análisis de los sistemas-mundo. Immanuel Wallerstein

Lo importante no es lo que se dice, sino lo que se hace.

Nisargadatta



A través de su texto, Wallerstein nos introduce a una reflexión en torno a dos situaciones que se difunden actualmente, tanto por los medios como por los científicos sociales: la globalización y el terrorismo. Ambas afectan a nivel mundial, pero lo que resulta preocupante es que se diga respecto a la globalización que no existe ninguna alternativa y que los gobiernos de los países deben someterse a sus exigencias; para la comprensión de ambos fenómenos Wallerstein señala la importancia de conocer la historia, lo cual nos permitiría la comprensión de que dichos fenómenos eran predecibles. El problema para el autor es que las ciencias han estudiado dichos fenómenos de manera fragmentada a través de la política, la economía, la cultura, la estructura social (a lo que en las universidades se les llama disciplinas) sin comprender que estos compartimientos son eran más que construcciones de nuestra imaginación que de la realidad, y que por otra parte, son un obstáculo para la comprensión del mundo.

En su análisis, Wallerstein señala que el sistema-mundo en el que vivimos actualmente ha venido elaborándose a través de diferentes momentos históricos: a) a lo largo del siglo XVI con el surgimiento del sistema-mundo capitalista; b) la revolución francesa de 1789 que dio lugar a un liberalismo centrista, que daría paso a la modernidad en donde se planteaba básicamente tres esferas sociales: el mercado, el estado y la sociedad civil, y c) la revolución mundial de l968, que anunciaba el término del sistema-mundo moderno que empezó a socavar la geocultura liberal centrista.

El sistema-mundo en que vivimos para Wallerstein, no tiene que ver con el Estado-Nación del que somos ciudadanos, sino que éste sistema-mundo ha contado con muchas instituciones (estados y sistemas interestatales, compañías de producción, marcas, clases, grupos de identificación de todo tipo), lo cual en su conjunto permite el funcionamiento del sistema, con todo y sus contradicciones.

Para Wallerstein resulta fundamental que miremos de una nueva manera el modo como funciona el mundo en que vivimos, pero también hagamos un análisis de cómo hemos llegado a pensar acerca de este mundo. De manera particular se refiere al surgimiento de la Antropología como una ciencia para estudiar al resto del mundo que parecía un poco distinto, a lo que el autor denomina “naciones históricas” –un grupo de cinco países: Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia, y lo que luego se convertiría en Alemania, países que imponían su dominio colonial en muchas otras regiones-, que por contar con las esferas del mercado, el estado y la sociedad civil, requerían de tres ciencias para su estudio: economía, política y sociología, además de la historia, como fuentes para su legitimación social. Los primeros antropólogos estudiaron pueblos que estaban bajo dominio colonial concreto, que garantizara su acceso seguro.

Otro aspecto importante señalado por Wallerstein los actores sociales, así como las estructuras sociales son productos de un proceso; forman parte de una mezcla sistémica de la cual emergieron y sobre la cual actúan, menciona además que aún cuando actúan libremente, su libertad está limitada por sus biografías y por las prisiones sociales de las que forman parte, pero plantea que la opción es análisis de su prisiones ofrece la posibilidad de ser liberados.

Otra noción fundamental en Wallerstein, es el compuesto tiempo-espacio, como construcciones reales que se encuentran en constante evolución y cuya construcción es parte componente de la realidad social que analizamos. Esta noción enmarca la idea de que los sistemas históricos en los que vivimos son también sistémicos, pero también históricos, que permanecer iguales a lo largo del tiempo, pero no son idénticos de un minuto al siguiente.

Según Wallerstein, el sistema-mundo en que vivimos, el sistema mundo moderno tuvo sus orígenes en el siglo XVI. Este sistema mundo estaba localizado en una sólo una parte del globo, principalmente en parte de Europa y América. Con el tiempo se expandió hasta abarcar todo el mundo; es y ha sido una economía-mundo capitalista, ésta última característica se la da el hecho de que el sistema (personas y compañías) da prioridad a la incesante acumulación de capital.

También se hace mención de la competencia generada entre los estados fuertes, y los esfuerzos de los estados semiperiféricos para incrementar su estatus y su poder, lo cual da como resultado una constante rivalidad interestatal que habitualmente toma la forma de un llamado equilibrio de poder; pero hay estado que han intentado convertirse en dominantes, una de las formas ha sido el intento de formar imperios-mundo. Por imperio-mundo se entiende una estructura en que hay una sola autoridad política para todo el sistema-mundo. Han existido varios intentos por crear un imperio mundo en los últimos quinientos años. El primero fue Carlos V en el siglo XVI, el segundo fue Napoleón a comienzos del siglo XIX, y el tercero fue Hitler a mediados del siglo XX, afortunadamente fueron derrotados. Otra modalidad para imponer su hegemonía, ha sido intentada por otros estados; el primero fueron las Provincias Unidas (hoy los Países Bajos), a mediados del siglo XVII. El segundo fue el Reino Unido a mediados del siglo XIX, y el tercero son los Estados Unidos a mediados del siglo XX. Lo que permite denominarlos hegemónicos es que por un periodo de tiempo han sido capaces de establecer las reglas del juego en el sistema interestatal, en dominar la economía-mundo (en producción, comercio y finanzas), en obtener sus objetivos políticos con un unos mínimo de la fuerza militar, y en formular el lenguaje cultural mediante el cual se discutía el mundo.

En este proceso de luchas hegemónicas, la historia política del sistema-mundo moderno en los siglos XIX y XX se convirtió en la historia de un debate sobre la línea que divide a quienes están incluidos de los excluidos. Este dilema político se ha disputado en tres espacios: las ideologías, los movimientos antisistémicos y las ciencias sociales. En este sentido, la ideología se entiende como un compromiso moral o una cosmovisión. Las ideologías parten de la idea de que existen grupos en competencia, con estrategias de largo plazo enfrentadas acerca de cómo efectuar el cambio y quien es el mejor capacitado para dirigirlo. Las ideologías nacieron a la sombra de la Revolución Francesa, movimiento que introdujo el concepto de “ciudadano”. La ideología para Wallerstein es una estrategia de acción para lograr la inclusión como ciudadanos de: trabajadores, mujeres, grupos raciales, religiosos, lingüísticos y étnicos.

A lo largo de su exposición, Wallerstein nos invita a comprender con claridad lo que está sucediendo en el sistema-mundo en que vivimos, para poder decidir en que dirección queremos que se mueva el mundo, y nos invita a decidir de que manera actuaremos en el presente de modo que las cosas se muevan en el sentido que preferimos; es necesario pensar estas tareas como labores intelectuales, morales y políticas.

WALLERSTEIN, I. 2004. El análisis sistema-mundo: Una introducción. México: Siglo XXI.