Friday, May 11, 2007

Reflexión acerca del espacio de los flujos y el tiempo atemporal


Micaela Alvarez Pérez
9/Mayo/2007


Castells analiza en dos capítulos de su libro “La era de la información” las nociones de espacio y tiempo y su relación con la sociedad red.

Una de sus primeras afirmaciones propone que es el espacio es el que organiza al tiempo en la sociedad red. Castells argumenta la existencia de una interacción entre tecnología, sociedad y espacio, la cual determinará en un primer lugar la localización empírica de las nuevas actividades económicas; después desvelará la interacción del aumento del hogar electrónico y la evolución de la ciudad; y por último, la evolución de las formas urbanas.

En un primer momento señala que la ciudad global no sería un lugar, sino, un proceso, donde centros de producción y consumo de servicios avanzados y sus sociedades locales se conectan en una red global que depende de los flujos de información. Existe una organización jerárquica en torno a centro de mando y control que se encarga de coordinar, innovar y gestionar las actividades de las redes empresariales que se encuentran entrecruzadas. Los principales centros que mantienen el poder informacional se centran en ciudades como Nueva York, Londres y Tokio, entre otras denominadas megaciudades; a partir de aquí se reparten distintos centros importantes en distintas áreas comerciales, como en contratos de futuros, en servicios financieros o empresariales. A éstos se les sumarían centros regionales que se desarrollan como son los nuevos mercados emergentes y se unen rápidamente a la red.

Señala que el espacio industrial también se ha transformado: el proceso de producción se establece en diferentes emplazamientos pero que se mantiene unido mediante conexiones de telecomunicaciones. Cada fase del proceso de producción supone una mano de obra específica, desde una mano de obre altamente calificada (que se basa en la ciencia y tecnología) hasta una masa de obreros no calificados encargados del montaje rutinario. Su localización va a ser distinta, tomando en cuenta puntos de vista económicos y sociales. Lo primero que se observa es una descentralización de la producción, esto es gracias a la flexibilidad de la fabricación de componentes tecnológicos que aumenta la competitividad, lo que también incide en el trabajo flexible de las personas, dando lugar a lo que Castells denomina teletrabajo en distintas modalidades: a) los sustituyentes: aquellos que desarrollan su actividad laboral integramente desde su propio hogar; b) autónomos: trabajan en línea desde su hogar; c) suplementadores: se llevan trabajo a casa.

Me llamó la atención que Castells aún cuando da cuenta de la diferenciación social de los espacios parece apuntar a que esta noción de espacio de flujos da mayores posibilidades, precisamente de espacio a las personas que no se hallan en el grupo de la élite dominante, y en este sentido su propuesta me parece opuesta a la de David Harvey (2004) quien argumenta que la posmodernidad ha dado lugar a la compresión del espacio-tiempo. Por otra parte, no existe un cuestionamiento de parte de Castells a la violación de los derechos laborales, a la supresión cada vez más evidente de los mismos que desde mi punto de vista hacen posible la “generación de valor” en este espacio de flujos. Más bien por la manera en que lo describe pareciera que es una manera natural en que se está encauzando el espacio de flujos de la sociedad red y que es inevitable, y da por hecho que cualquier posibilidad de acción por la gente de los ciudades medias, las unidades habitacionales, los suburbios, los ghetos, será marginal. Sin embargo, considero que lo que llama “los hoyos negros de la marginalidad” pueden tragar y dar una nuevo significado a lo que Castells llama la omnipresencia de los servicios avanzados. Además los que parecieran avances en materia de empleo y las mayores tasas de inversión en las principales áreas metropolitanas del mundo no significan una mejor calidad de vida para la gran mayoría de las personas que habitan esos lugares.

Otro aspecto que me llamó la atención en el texto es el señalamiento de Castells de que paradójicamente las instituciones educativas en distintos niveles no están tan vinculadas a estos espacios de flujo, lo que hace suponer que defienden el aprendizaje por la interacción cara a cara, sin embargo, me atrevo a aventurar que en nuestro país ese no es el caso, y que pueden tener que ver las políticas económicas, pero creo que el problema más grave es que un alto porcentaje de docentes no ve en sus alumnos a personas con quienes compartir de manera más humana y creativa sus conocimientos, sino a recipientes de un conocimiento repetitivo y acrítico, salvo honrosas excepciones.

En relación al tiempo, considero que efectivamente las prácticas sociales se han visto influenciadas por el paradigma de la tecnología de la información, sin embargo, ya señalaba David Harvey, que estos cambios se vienen dando a partir del invento del cronómetro, así que no es algo nuevo ni se da en todos los lugares, sobre todo en las áreas rurales.

Finalmente, si bien es cierto que como tendencia histórica, las funciones y los procesos dominantes en la era de la información se organizan cada vez más en torno a redes, y estas de manera aparentemente inevitable van dando lugar a una nueva morfología social en algunas sociedades, la nuestra entre ellas, como Castells tengo esperanza en que el poder de los flujos y el poder de las redes humanas solidarias tendrán mayor peso que los flujos del poder.

Brevemente comentaré que Wallerstein me despertó una inquietud mayor en relación a repensar las nociones de espacio y tiempo. Si bien, personalmente he reflexionado sobre ambos conceptos, su planteamiento de un modelo de cinco tipos de tiempo-espacio es un principio para explorar la complejidad de ambos términos.

Bibliografía:

Castells, Manuel. La era de la información. Economía, sociedad y cultura. Vol. I,
pp. 408-503

Harvey, David, 2004. La condición de la posmodernidad, Amorrortu, Ed. Buenos Aires, Argentina, p. 147-393

Wallerstein, Immanuel, 1998. El invento de las realidades del tiempo-espacio: Hacia una comprensión de nuestros sistemas históricos, en Impensar las Ciencias Sociales, pp. 149-163, México, Siglo XXI

1 Comments:

At 2:12 PM, Blogger Ron said...

Creo que tu crítica de Castells es pertinente en el sentido de que no reconoce con claridad como los arreglos 'flexibles' de la globalizción erosionan los derechos laborales. Harvey está mucho mas claro al respecto. Harvey también reconoce en algún lugar y hasta cierto punto, como los trabajadores se apropian de la tecnología para generar nuevas formas de resistencia, un poco como vimos con Benkler.

 

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